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Stranger Things: origen y figuras Funko imprescindibles

Stranger Things no solo ha marcado un antes y un después en la televisión contemporánea, también ha tejido un universo repleto de referencias ocultas, teorías conspirativas y una estética nostálgica que conecta con distintas generaciones. Lo que empezó como una serie inspirada en experimentos secretos y cine de culto ochentero, ha evolucionado en un fenómeno cultural con una comunidad de fans entregada y un universo de coleccionismo que sigue creciendo. Este artículo explora los orígenes más oscuros de su historia, las influencias reales que le dieron forma y cómo esos elementos se han transformado en objetos de deseo para coleccionistas de todo el mundo.

Stranger Things: La inspiración oculta tras el fenómeno y su universo de coleccionismo

El fenómeno de Stranger Things no nació de la nada. Su universo de ciencia ficción, terror y nostalgia ochentera está inspirado en una combinación fascinante de teorías conspirativas, experimentos secretos del gobierno y referencias a clásicos del cine. Con cada temporada, la serie no solo ha conquistado a millones de espectadores, sino que ha despertado un interés renovado por lo oculto, lo inexplicable y los mitos contemporáneos que alimentan el imaginario colectivo.

 

Proyecto Montauk: la raíz de todo

Antes de que el pueblo ficticio de Hawkins existiera, los hermanos Duffer se inspiraron en un supuesto experimento real: el Proyecto Montauk. Se dice que, durante los años 70 y 80, el gobierno estadounidense llevó a cabo investigaciones secretas en una base militar en Montauk, Nueva York, donde se habría experimentado con niños, control mental, viajes en el tiempo y otras anomalías. Aunque la veracidad del proyecto es cuestionable, sus elementos centrales están reflejados en la serie: niños con habilidades psíquicas, desapariciones misteriosas y experimentos clandestinos.

El personaje de Eleven parece extraído directamente de estos relatos. Su historia de encierro en un laboratorio, sometida a pruebas paranormales, recuerda mucho a lo que según los conspiranoicos ocurrió en Montauk. En los primeros borradores de la serie, los hermanos Duffer incluso llegaron a titular el proyecto como "Montauk", hasta que Netflix sugirió trasladar la acción a un entorno ficticio como Hawkins.

 

 

El eco de la Guerra Fría y el programa MKUltra

Además del Proyecto Montauk, otra fuente directa de inspiración fue el programa MKUltra, una iniciativa real de la CIA que durante la Guerra Fría investigó el control mental mediante drogas, hipnosis y privación sensorial. En la serie, el Dr. Brenner encarna a uno de estos científicos sin escrúpulos, y el laboratorio de Hawkins actúa como una extensión de este oscuro episodio histórico.

La desconfianza hacia el gobierno, la sensación de amenaza constante y la presencia de fuerzas invisibles que manipulan la realidad son elementos recurrentes tanto en MKUltra como en Stranger Things. Esta dimensión política e histórica da profundidad al relato y explica por qué conecta con audiencias de distintas generaciones.

 

Nostalgia ochentera y homenaje al cine de culto

Stranger Things también es una carta de amor al cine de los 80. Su narrativa, personajes y atmósfera están marcadamente influenciados por clásicos como Los Goonies, E.T., Encuentros cercanos del tercer tipo o Cuenta conmigo. La forma en que se retrata la amistad entre niños, el uso de bicicletas para recorrer el pueblo o la estética de los decorados recuerdan a ese cine de aventuras que marcó una época.

Los hermanos Duffer también han reconocido su deuda con Stephen King, cuya obra ha sido una guía temática y estética en la construcción de la serie. Elementos como el miedo colectivo, el terror doméstico o la presencia de lo sobrenatural en entornos cotidianos están claramente influenciados por novelas como It o Firestarter.

 

La música, el vestuario y los detalles como motores del realismo

Uno de los aspectos más cuidados de Stranger Things es su ambientación. Desde los sintetizadores de la banda sonora hasta la ropa deportiva, los peinados o los carteles de las habitaciones, cada detalle está pensado para transportar al espectador a la década de los 80. La música, en particular, actúa como un personaje más, reforzando el tono emocional de cada escena.

El uso de canciones icónicas, como "Should I Stay or Should I Go" de The Clash o "Running Up That Hill" de Kate Bush, no solo aporta autenticidad, sino que recontextualiza esos temas para una nueva generación de espectadores. Este equilibrio entre homenaje y novedad ha sido una de las claves del éxito de la serie.

 

 

Del mito al objeto de colección

Debido a esa carga simbólica y cultural, Stranger Things ha generado una enorme cantidad de productos que permiten a los fans mantener viva la conexión con la historia. Entre los más destacados están las figuras de Stranger Things, en especial los Funko Pop de Stranger Things, que han inmortalizado a personajes como Eleven, Dustin, Will, Max y Steve en versiones entrañables y detalladas. Desde el Funko Pop de Eleven con su mirada intensa, hasta el figura de Dustin con su gorra icónica, pasando por el Funko Pop de Will, o la figura de Steve en su uniforme de Scoops Ahoy, cada uno representa momentos clave de la serie. Estas figuras son parte esencial del merchandising de Stranger Things, ideales como regalos de Stranger Things para cualquier fan, y disponibles en tiendas especializadas como Pinkork, donde puedes explorar la colección completa de productos de Stranger Things con disponibilidad actualizada.

 

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